Nuestro cuerpo siempre quiere ir a nuestro favor, así que aprender a escucharlo y conocerlo es una guía de salud.
Pero no estamos acostumbrados a conectar con esa escucha, con esas capacidades, con esa lectura de sus señales.
Ésta es la clave, porque cuando tengo escucha y capacidad para sentir y voluntad para respetar mi cuerpo:
– Puedo escuchar la necesidad de Movimiento, de cambiar de hábitos, de posturas. Cuando estamos presentes en el cuerpo, la necesidad de Movimiento sucede, el cuerpo lo pide
– Conozco mis límites, puedo moverme dentro de esos rangos, sé hasta dónde puedo llegar con mi cuerpo, y utilizar esto también a mi favor cuando necesite progresar e ir un poco más allá
– Puedo escuchar las señales que mi cuerpo me da en términos de bienestar/malestar, saciedad, cansancio, puedo rendir un poco más o al revés, bajar el ritmo si me estoy pasando
– En mi sector, cuando abrimos la conciencia del cuerpo en movimiento, la experiencia de la práctica (o entrenamiento) es mucho más rica, productiva, e interesante para quién practica. Se convierte en una acción mucho más responsable y activa
Cuando desarrollamos la CONCIENCIA CORPORAL la persona se hace dueña y más autónoma de su movimiento, con atención a sus sensaciones, a la percepción de su cuerpo en el espacio, a los efectos que le deja el ejercicio… Un largo etc.
Y es un camino de escucha y práctica sin retorno, podemos andarlo siempre y seguir encontrando hallazgos, será una puerta de entrada de información muy potente para nuestro autoconocimiento
Si tengo que pensar en un objetivo para comenzar o progresar el trabajo corporal con una persona, este sería el primero y el último, despertar y desarrollar la conciencia de su propio cuerpo. Camino de entrada, con ricos y maravillosos aprendizajes
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